Por eso, esta semana publicaremos algunas fotografías de mujeres que ha retrartado Flor, con algunos pensamientos de la artista acerca de sus fotos y de lo que ella busca transmitir a través de ellas.
"En cuanto a los desnudos - dice Flor - las modelos no son profesionales, casi todas son amigas, implican momentos de complicidad que sólo una amiga acepta."
"Si no existe afecto con la modelo no se puede hacer este trabajo."
"Es como si las mujeres que deciden posar atravesaran por una aceptación muy profunda de su feminidad y de su imagen. Se atreven a posar y a sentirse bellas y ellas mismas. Algo se les destraba internamente"
Tanto la flor como el desnudo femenino aparecen en estas fotos como órganos privilegiados de percepción. Nada más delicado que una flor para enfrentarse al mundo, es un órgano femenino por excelencia, un sentido del tacto exacerbado, convertido en ojo, o en oído, en abierta, amplificada huella digital, en papila de la belleza y el espacio. La mano y la flor juegan también en estas imágenes constantemente al intercambio.
Cómo dejar de pensar, por otro lado, que cada flor es de hecho como un cuerpo completo y audazmente puro. Los primeros cuerpos fueron las flores en el mundo.